
Era un 20 de abril del año 2007, con una tarde un poco soleada y rutinaria. Con Francisco mi amigo, nos dirigimos a los servicios higiénicos a lavarnos la cara, después estábamos vagamente deambulando por el patio del colegio, las aulas y posteriormente nos dirigimos a una reunión que teníamos en la sala de profesores, para tocar temas referentes a un panel informativo del colegio. Momentos antes de que inicie la reunión, ya estábamos todos los alumnos representantes de cada aula reunidos, y a otro lado de la sala de profesores había otro grupo de alumnos reunidos acompañados de una profesora que me había enseñado comunicación el año pasado.
Curiosamente le pregunté a mi amigo: “¿para que estaban ellos reunidos?”, y me dijo: “no estoy muy seguro pero creo que es para el concurso de oratoria”. De lo rutinario que estuve, una emoción ajena brotaba dentro de mí, me acerqué a preguntarle a mi profesora, cuál era el motivo de su reunión, y me dijo: “Estoy inscribiendo alumnos para el concurso de oratoria, ¿no quieres participar?” – Me llenó de emoción escuchar esa propuesta y acepté muy gustoso.
Se llegó las 6:20 pm, hora de salida, llegué a mi casa enormemente emocionado por la propuesta, que después de terminar de cenar, no demoré en amontonar mis libros en la mesa. Busque los conceptos más impactantes del tema, y empecé a armar mi discurso, quedándome hasta altas horas de la noche haciendo las correcciones respectivas.
Durante la semana, estuve tan entusiasmado que cada vez al regresar del colegio, me ponía a repasarlo para poder memorizarlo. El 29 de abril se llevaba el concurso interno para seleccionar a los oradores que representarían al colegio. Eran las 10 am cuando estábamos todos reunidos, teníamos rasgos de nerviosismo. Allí también estaban los participantes del concurso del año pasado, a los cuales observaba con cierta cautela. A las 10:20 am, se repartieron los tickes para el orden en que íbamos a salir a concursar. Al iniciar el primer concursante, todos estábamos atentos a las observaciones que se le hacía al culminar; posteriormente seguían saliendo uno tras uno, mientras todos nos manteníamos con nerviosismo creciente, repasando el discurso. Cuando faltaba el último para salir yo, me mantenía pensando en el estilo de presentación que iba a hacer cuando llegase mi turno.
“Mijahuanca, adelante, tu turno “- fueron las palabras de la profesora. Yo muy emocionado y a la misma vez nervioso, pero con pensamiento de ganador, salí a dar mi discurso, y mientras hablaba mis profesores (jurados), se miraban las caras y se sonreían con gestos de impresión por las frases que contenía mi discurso.
Eran las 11.20 am aproximadamente, donde todos esperábamos con los dedos cruzados los resultados del concurso. Salieron los jurados y nos llamaron para decirnos quienes habíamos sido seleccionados para participar en el concurso inter-escolar. Cuando empezaron a decir los nombres y se llegó en momento en el que se anunció también el mío, me sentí doblemente emocionado.
Se llegó las 6:20 pm, hora de salida, llegué a mi casa enormemente emocionado por la propuesta, que después de terminar de cenar, no demoré en amontonar mis libros en la mesa. Busque los conceptos más impactantes del tema, y empecé a armar mi discurso, quedándome hasta altas horas de la noche haciendo las correcciones respectivas.
Durante la semana, estuve tan entusiasmado que cada vez al regresar del colegio, me ponía a repasarlo para poder memorizarlo. El 29 de abril se llevaba el concurso interno para seleccionar a los oradores que representarían al colegio. Eran las 10 am cuando estábamos todos reunidos, teníamos rasgos de nerviosismo. Allí también estaban los participantes del concurso del año pasado, a los cuales observaba con cierta cautela. A las 10:20 am, se repartieron los tickes para el orden en que íbamos a salir a concursar. Al iniciar el primer concursante, todos estábamos atentos a las observaciones que se le hacía al culminar; posteriormente seguían saliendo uno tras uno, mientras todos nos manteníamos con nerviosismo creciente, repasando el discurso. Cuando faltaba el último para salir yo, me mantenía pensando en el estilo de presentación que iba a hacer cuando llegase mi turno.
“Mijahuanca, adelante, tu turno “- fueron las palabras de la profesora. Yo muy emocionado y a la misma vez nervioso, pero con pensamiento de ganador, salí a dar mi discurso, y mientras hablaba mis profesores (jurados), se miraban las caras y se sonreían con gestos de impresión por las frases que contenía mi discurso.
Eran las 11.20 am aproximadamente, donde todos esperábamos con los dedos cruzados los resultados del concurso. Salieron los jurados y nos llamaron para decirnos quienes habíamos sido seleccionados para participar en el concurso inter-escolar. Cuando empezaron a decir los nombres y se llegó en momento en el que se anunció también el mío, me sentí doblemente emocionado.
…Eran las 8:15 am de un miércoles 9 de mayo, cuando empezaban a llegar los concursantes y a ubicarse en los respectivos lugares. Empezaron a llamar a los concursantes del primer nivel, mientras comenzaba a experimentar experiencias anteriores (nervios).
Anunciaron la participación del segundo nivel en el cual yo estaba ubicado. Antes de iniciarse el concurso, salió una niña a cantar una balada, la cual al escucharla me bajo el estado nervioso. Cuando la niña terminó de cantar fui el primer participante al que anunciaros para participar en el segundo nivel.
A las 10:30 am, al culminar el concurso, y tras darse los resultados, empezaron a leer los nombres ganadores, empezando por los últimos lugares.
Cuando habían dictado el segundo puesto, y faltaba anunciar el primer puesto del segundo nivel, sentí un gran estado de nerviosismo cuando empezaban a palabrear el nombre del ganador, y finalmente fue mi nombre el que se anunció en el primer lugar, en ese momento se acercaron mis amigos y docentes a saludarme por el logro alcanzado.
Y con gran emoción anuncié: “el premio no lo gané solo, lo ganamos todos”
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