Probablemente, alguna vez habremos oído decir típicas oraciones como: “Un dolor llamado Perú”, “En qué momento se jodió el Perú”, “La educación una herida abierta”, etc. Así mismo, sabemos que cuando se hace un “brindis” es para celebrar un triunfo, una victoria, un reconocimiento; la pregunta en estas circunstancias sería: ¿Qué celebraron nuestros docentes?; sabiendo que, actualmente, nuestro país es uno de los últimos al ocupar el puesto 62 en comprensión de lectura; el puesto 60 en matemática y el puesto 63 en ciencias.
“La verdad no ofende”. Me atrevo a escribir estas líneas, no para que los educadores se resientan o se sientan culpables; además, no se merece culpar a nadie, ni a los alumnos, ni a los mismos docentes sobre vuestra ignorancia. En ciertas ocasiones me he atrevido a dialogar con distintos docentes y la mayoría- por no decir en su totalidad- no recuerdan, no conocen, o jamás han oído hablar del “sistema de educación prusiana”. ¿Sabía usted que el moderno programa de las escuelas gubernamentales fue copiado del sistema prusiano?; inclusive; el mismo Estados Unidos lo acopló en 1808.
Inicialmente, el principal objetivo de las escuelas públicas no era entrenamiento intelectual sino acondicionar a los niños a "la obediencia, subordinación y a la vida colectiva". Posteriormente, el mundo del conocimiento fue dividido en "materias" y el día escolar en múltiples periodos, de manera que la motivación en el aprendizaje, fuera controlada a través de continuas interrupciones. Y, finalmente, el estado fue colocado como el “verdadero padre” de los niños.
Así mismo, a través de los años se han tiranizado diferentes modelos en la burocracia educacional; de tal modo, que las escuelas públicas son para crear "buenos y conformes ciudadanos", además, en las escuelas y en las universidades, nos “matan la creatividad y la originalidad”, matan el genio que hay dentro de cada alumno y no se le permite despertar de la mediocridad; simplemente porque a los políticos no les gusta que les sacudan el saco. Bombardean a la ciudadanía con publicidad y “programas basura” y lo único que les importa, es que los ciudadanos paguen sus impuestos a tiempo y los dejen tranquilos en la responsabilidad de fijar el rumbo de la nación.
“Enseñar a pescar y no solo dar el pescado”. Muchos docentes e inclusive el mismo Ministerio de Educación se habrá preguntado: ¿“cuál es el porqué” del fracaso de vuestro sistema educativo, aún habiéndose copiado en ocasiones, algunos modelos de los mejores sistemas aplicados en “países desarrollados”?. Lo que no se han percatado, quizá, es que “cada iglesia tiene su buda, cada caballo su establo y cada maestro su propia técnica”. Así se aplique el sistema de Finlandia, no cambiará nuestra realidad, por que sinceramente, nuestra idiosincrasia como ciudadanos no está muy desarrollada para encajar en este tipo de sistemas. Lastimosamente, los peruanos hemos adaptado hábitos negativos como la “pendejada”(en el argot popular del castellano peruano), la estafa, el latifundio, el fraude, la especulación, el soborno, la coima; hábitos que absurdamente encajarían en un modelo como el que se trata de encajar.
Por otro lado, si el Perú realmente quisiese salir del flagelo general en el que nos encontramos, debería destinar más de su presupuesto al sector de educación pública, debido a que muchos jóvenes “capaces”, no tienen la posibilidad (económica) de poder pisar una universidad. Así mismo, sabemos que la educación se ha convertido en un negocio rentable para los grandes inversionistas, debido a la gran demanda que existe en los jóvenes “pudientes” que culminan el colegio.
Para tener una idea más clara, Universia manifiesta: “hace casi 50 años, existían en nuestro país sólo 10 universidades; nueve de ellas eran públicas. Hoy, Perú cuenta con 92 universidades, donde 36 son del Estado”.
Estimados docentes, por más que ustedes quisiesen, no podrán ir contra el sistema educativo “establecido por el estado”. Creo yo, que lo que queda por hacer, es, “Leer” más; no dictar, únicamente, lo que menesterosamente te paga el estado o a veces, un “empresario”. Por mi parte, me considero dichoso de haber tenido un docente “adicto a los libros” (Jorge Chávez Peralta), y aún sabiendo que sería casi imposible llegar a leer la cantidad de libros que él ha leído (cerca de 10 mil libros), aún así, apuntemos a cambiar nuestros malos hábitos, por los hábitos de lectura. No olvidemos que nunca lo sabremos todo, el conocimiento no tiene fin.
Si tú eres maestro, leíste este artículo y estas dispuesto a cambiar, siendo socialmente responsable: entonces permítame quitarme el sombrero y pronunciar: Feliz día “maestro”.
POR: CHARDIN MIJAHUANCA PINZÓN
Director General TN
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